Nadie les prestó nunca la menor atención, pero a las orillas de aquella isla del Pacífico llegaban cada día miriadas de botellas con idéntico mensaje apocalíptico.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Y dijo el Dios del capitalismo: creced y multiplicaos, ocupad las mares océanos, testigos de la infamia humana
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