miércoles, 15 de agosto de 2018

Cuando lo de los Rayos-C brillando en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser se queda corto


Perdón por la insistencia. Pero es que he visto y sigo viendo, no sin perplejidad 5XL, cosas que vosotros no creeríais. He visto a cierto personal, al que se le presupone un coeficiente intelectual por encima de la media, publicando y republicando hasta el infinito y más allá la bobada descomunal esa en relación con un presunto algoritmo más cabrón que ojú, el cual los putea sobremanera permitiéndoles ver tan sólo las sesudas reflexiones que por aquí por el "ferbu" dejan caer como maná del cielo 25 de sus "amigos", y dejando, a los 327.228 restantes, compuestos y sin novia o novio ni perrito que les ladre. Sí, lo he visto ya tantas veces que no he podido dejar de preguntarme con gran desasosiego: "Pero esto qué póllah eh." "Qué fue antes: la gallina o el doble caldo de pollo." "Qué le estará pasando al probe Migué." "A qué huelen las nubes." Y, tras un profundo análisis al respecto, he llegado a la conclusión de que al hombre contemporáneo se le ha escurrido el sapiens entre los dedos para acabar hecho añicos contra el insondable vacío que se abre a sus pies. !Arrepentíos, pecadores; ya no queda para el advenimiento del Armagedón ni medio telediario!

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