jueves, 6 de octubre de 2016

Virtudes teologales (Agustín Casado)

He visto hoy por fin luz,
hoy me caí del caballo
que tres veces cantó el gallo
y era el móvil de Jesús
de quien ya seré vasallo,
de quien llevaré su cruz
y ceniza en la testuz,
llevaré flores por mayo
y, nunca más avestruz,
aquí a continuación detallo
lo que ahora sin desmayo
perseguiré como un plus
de santidad con un sayo
de arpillera como look.
Se acabó el ir a Banús
donde sólo me encanallo,
se acabó el cerrar los clubs
“Tu Gatita” y “El Serrayo”
y que me mate a mí un rayo
si flaquea mi virtud.
Se terminaron los vicios,
profesaré de novicio,
saldré luego a los caminos
bien ceñido mi cilicio
que me compraré en un chino
predicando a mis vecinos
que llega el Día del Juicio,
que teman al Santo Oficio,
que del averno el suplicio
va a ser su fatal sino
por perseguir orificios,
o sea, con perdón, chominos
por decirlo a lo cochino
o apetito no nutricio
de ensalada de pepinos
por decírselo a lo fino.
Si sepulcras blanqueadas
cantan hoy con voz de hada
los pecados capitales,
-tanto pecas tanto vales-,
sesión contraprogramada
en todas las catedrales
de aquestas redes sociales
de Virtudes Teologales
cual látigo que restalla
contra la hereje canalla.
Permanezcan pues, mortales,
atentos a la pantalla.

TEMPLANZA

Contra la gula, templanza,
frugalidad, santo ayuno,
cuida el colon y el yeyuno
y es de Dios dulce alabanza.

Las chacinas de matanza,
pìerna y media de vacuno,
y un buen odre, sólo uno,
de buen vino de crianza

que ahora le embuten la panza
a monseñor no son gula
pues firmó él mismo su bula

hecho lo cual se abalanza,
que a tanto su firma alcanza,
sobre una fuente de angulas.

DILIGENCIA

¿Pereza? Pues diligencia,
la redención de los vagos,
causa además de lumbago
según demostró la ciencia.

Me impongo de penitencia
en el sofá en el que yago
y de flojo me abotago
obedecer mis creencias.

Y aunque sea humana tendencia
sumirse en ese sopor
que induce el televisor

cuando pasan Teletienda
si el remedio es diligencia
me pongo la de John Ford.

CASTIDAD

Contra lujuria castidad.
Una joven virtuosa
será la flor más hermosa
de toda la cristiandad.

Contra la tentación, rezad;
la pureza es una cosa
que a la Virgen Milagrosa
llena de felicidad.

Mirad Santa Bernardita,
dando limpio testimonio
no cediendo ante el demonio.

¿Habrá cosa más bonita
que poner la semillita
luego que haya matrImonio?

PACIENCIA

Paciencia contra la ira,
contra la impaciencia calma
que de paz te llena el alma
y le falta al que se aíra.

Hace ya de años la tira
se llevó un tal Job la palma
pues su suerte se desarma
como si un tuerto te mira.

Y cuentan las Escrituras
que piadoso con Jehová
paciencia le fue a implorar

y urgido por la premura
le grita más que murmura
¡¡¡Pero es que la quiero ya!!!

GENEROSIDAD…

…Contrapone a la avaricia,
avidez, tacañería,
ambición, roñosería,
usura, sucia codicia,

egoísmo, ruindad,
la triste cicatería,
la miseria, esa agonía
del ahorro, mezquindad.

Como ven yo no escatimo
sinónimos con largueza
y Molière con certeza

en mí encontraría el primo
que le pagara unos vinos
o lo invitara a cerveza.

CARIDAD

Caridad contra la envidia.
Yo a mi peor enemigo,
escuchad bien lo que os digo
limpia mi alma de falsidias,

le deseo sin insidias
que doble lo que consigo
el azar deje conmigo
al él le dé, no me fastidia.

Y si merezco un castigo
por envidiar a mi amigo
puestos a escoger escojo,

bien mirad cómo me mojo
y a Dios pongo por testigo,
que me saquen a mí un ojo.

HUMILDAD

Contra soberbia, humildad.
Modesta la vista al suelo,
que el humilde sube al cielo
en olor de santidad.

Como Cristiano en verdad
aplico mi mejor celo
en ser el más grande pero
que lo digan los demás.

Quien de tal vicio prescinde
como prescindimos nos,
-el Papa y yo, ambos dos-,

no tememos se nos tilde
de tal cosa porque a humilde
no me gana a mí ni Dios.

Fray Agustín Casado

 


Ilustración y texto: Agustín Casado

1 comentario:

Carlos dijo...

Fary Agustín Casado emula a otro famoso fraile conceptista Fray Gabriel Téllez y nos trae un nuevo siglo de oro poético. Quizás sea el primero de tantos frailes de éxito como entonces hubo: Lope de Vega, Góngora,...
Y no olvides el peligro de morir de éxito si tus poemas se lean como manual en las clases de ética de la ESO de toda la costa del sol.