miércoles, 16 de mayo de 2012

Cuando la noche muda se tiñe de amarillo...


Cuando la noche muda se tiñe de amarillo, el que murió cantando en su sepulcro devora una fragancia a lilas secas, empapadas en lágrimas celestes. De sus dedos crispados pende un epitafio. Los cuervos picotean su lengua y sus pupilas. Si le quedasen fuerzas. Pero no; ya nada pide, no suplica, tan sólo espera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hipogeico relato a lo Edgar Allan Poe

Vivian dijo...

Malditos cuervos!