La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
lunes, 12 de marzo de 2012
Catafalco
Pudiera ser que no tenga sentido
abrir un hueco para un proboscidio
en medio de estos versos errabundos
regidos paso a paso en su zozobra
por un turbión de huesos ancestrales.
Pero esto es lo que tiene la poesía:
de súbito su hechizo nos transporta
a una región de sueños siderales
o a un tártaro de insomnes pesadillas,
y todo cabe menos el regreso
al orden placentario preterido
por convencionalismos renovados.
La piel gruesa del verso nunca ha sido
garante frente al plomo del furtivo
o avaros talladores de arabescos,
y aun menos frente al tiempo deglutiendo
el ritmo acompasado y vigoroso
de semen, sangre, verbo, hálito y bilis.
Mi poema es un mamífero cansado
buscando en su periplo sin mañana
un catafalco ebúrneo en el abismo.
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1 comentario:
Tu poema es un mamífero que CREE estar cansado.
Besos
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