sábado, 14 de enero de 2012

Tribulaciones de una crisálida (XXX)


El hondo desaliento del que, al alba, suplica que la noche se apresure, ansiando hallar en ella un sucedáneo de la genuina calma de la muerte. La desesperación del que vislumbra como única esperanza ya el olvido; la hirsuta desazón del alma huera.

1 comentario:

Susurros de Tinta dijo...

El olvido no trae la calma, amigo mío, la calma la trae cuando el recuerdo acude sin hacer daño, como parte de lo vivido... mejor me voy de tu casa que tus letras y la lluvia van a hacer que se me caigan las escamas, aisssssss, miles de besosssssssssssss