sábado, 21 de agosto de 2010

Petrificación


La huella que dejó tu paso breve
sobre el reloj sin pulso de mis horas,
no es una marca efímera en la arena,
la seña de unos pasos en la nieve
o el vaho que, tibio, empaña los cristales.
La huella que dejó tu paso, inmensa,
es una grieta hostil, profunda y huera,
que sangra bilis negra y, fósil, permanece
lo mismo que la luz de esas estrellas
que llevan ya millones de años muertas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La huella que dejó tu paso breve

Me evoca este poema a mi pequeño sobrino muerto a los dos años, imborrable su recuerdo en mi memoria y en mi alma.

Doloroso y bellísimo, como siempre tu poema.

Un beso.

Silvia Delgado dijo...

a veces pienso dos veces antes de mirar tu blog, hay poemas que me duelen tanto, que me dan tanto escalofrìo, que quiero hacer como hacen muchos con la realidad: cerrar los ojos y sòlo soñar.Pero al final ya ves, recaigo en la adicciòn, en fin, un abrazo, Silvia.