sábado, 7 de agosto de 2010

Little boy


“Nunca me arrepentiré por la bomba de Hiroshima”

Theodore van Kirk, último sobreviviente de los que, a bordo del Enola Gay, lanzaron la bomba atómica sobre la ciudad japonesa.
Y es que los monstruos, ciegos a la razón y a cualquier tipo de sentimiento humano, jamás se arrepienten de sus atrocidades.

3 comentarios:

Silvia Delgado dijo...

asì es, para arrepentirse es preciso tener conciencia, hay quien fue parido sin ella. Un abrazo, Silvia.

ralero dijo...

Lo que no deja de sorprenderme, Silvia, es que este "señor" haga tal afirmación, perpetre tan infame y nauseabunda apología del genocidio, y se quede tan pancho. Si una afirmación similar la hiciese alguien tan sólo sospechoso de haber sido un antiguo nazi ya lo estarían corriendo a gorrazos. Pero hay genocidas y genocidas. Sólo se juzga a los vencidos.

Abrazos.

Prometeo dijo...

Pero tambien, por la famosa sicologia inversa, reconocer el error seria terrible para su conciencia...y ya se sabe como huye de los problemas el avestruz...un abrazo.