miércoles, 25 de agosto de 2010

El ojo y la garra


DIÓGENES Ciscar era un individuo en cierto modo curioso. Y lo de curioso no le venía por que fuese cotilla, sino por lo excepcional de determinada práctica que venía realizando a diario desde hacía ya muchos años: Diógenes, donde ponía el ojo ponía la garra. Y otras cosas. Cada noche, justo antes de disponerse a dormir, se sacaba el garfio que llevaba engarzado en el muñón del antebrazo derecho, la dentadura postiza, el ojo de cristal, el bisoñé, y, junto con todo aquello que solía portar en sus bolsillos, incluidos los bastoncillos para los oídos y un sinfín de pañuelos de papel usados, los depositaba sin orden ni concierto en el cajón de la mesita de noche. Sí, Diógenes era un individuo en cierto modo curioso. Y, en todo caso, muy poco cuidadoso en asuntos relativos a la higiene.

3 comentarios:

Prometeo dijo...

Hay muchos asi que esconden su carencias de cualquier forma...un abrazo.

Dafne dijo...

Jeje..asi va bien, un poco de humor negro para empezar el día,yo ya he sonreeido,GRACIAS...espero que vos también.

Besos!!!

Milena dijo...

Cada día nos toca "recomponernos" algo antes de comenzar la jornada. Se ve que Diógenes, aunque no se duche, es ducho en ello jeje

Besotes