martes, 12 de agosto de 2008

En la lobreguez del muro


En el muro que, alzado entre silencios,
Separa lo soñado de lo cierto,
Se halla el vano en que yace en el olvido
Y en vida sepultada la esperanza.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre... de momento no me han puesto la lápida encima, esperanza está muy viva... permíteme esta pequeña broma, me lo has puesto a huevo, una pequeña ironía...
Besos
Esperanza (je)

Anónimo dijo...

Bueno... en realidad no me la pondrán nunca, estoy en trámites para donar mi cuerpo a la ciencia, que sirva para algo más que para deleite de los humanos (ja) (no tengo abuela desde pequeñita), a mi no me meten en un agujero ni jarta vino...soy capaza de resucitar jajajajaja
Besossssssss

Anónimo dijo...

Calma, Calma, Calma... venia de leer en el reader y sabía lo que iba a escribir pero coño... ahora te he imaginado metida en un pote de cava y joder... como escribo con eso en la cabeza?

jajajajajajajajaja

Bueno, lo cierto contigo Rafa, es que eres un poetazo, donde te pongan, donde te paren, de la manera que sea: Eres inmenso!

Mi admiración camina por delante cuando te leo.

Besos.

Anónimo dijo...

Es difícil sepultar la esperanza… siempre resurge, como el ave fénix, de sus o de nuestras cenizas, de las partículas de sentimientos, vuelve a salir de la mas mínima brasa o en el mínimo delirio de ilusión.
En cualquier caso… es lo único que nos queda.
Mil besos Rafa y un pedazo de corazón.

-20-

A veces comprendemos algo
entre la noche y la noche.
Nos vemos de pronto parados debajo de una torre
tan fina como el signo del adiós
y nos pesa sobre todo desconocer si lo que no sabemos
es adónde ir o adónde regresar.
Nos duele la forma más íntima del tiempo:
el secreto de no amar lo que amamos.
Una oscura prisa,
un contagio de ala
nos alumbra una ausencia desmedidamente nuestra.
Comprendemos entonces
que hay sitios sin luz, ni oscuridad, ni meditaciones,
espacios libres
donde podríamos no estar ausentes.

Roberto Juarroz.

Gracias.

Anónimo dijo...

Siempre hay un muro entre lo soñado y lo cierto, supongo que muy bien lo hemos construìdo, supongo que asì mismo podemos demolerlo.
Bellìsimo poema y foto.
Un beso, Rafa.

Anónimo dijo...

El muro entre lo que se sueña y puede hacerse realidad casi siempre lo alzamos nosotros mismo, ya se sabe que hay sueños que no son factibles, o casi imposibles, pero todo depende del empeño que se le ponga, y la esperanza viene y va, aparece y se desaparece, pero nunca muere del todo.

Más besos.