Llueve.
Es casi agosto y llueve.
Y es que del cambio climático
Hay determinados corazones
Que atados al gemido monocorde de sus latidos a la intemperie
Nada entienden.
Y un hondo secarral golpea en sus tejados como granizo
Infartando la esperanza
Y tintando el arco iris
De destierros.
Es
Casi agosto. Llueve.
Lluvia de sed en los párpados
Y un fuego helando las gotas
De rocío.
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