La otra tarde en la fiesta
-La vuestra, vuestra fiesta, no la mía,
Yo ya estaré para siempre de más
Donde habite tu tiempo-
Al encontrarme de frente con L.,
Grave,
Pero sincero,
No quise dejar de felicitarla
Como antes siempre hacía
En este tipo de celebraciones;
Y entonces se atragantó –según dijo-
Rehuyendo así corresponderme, al menos,
Con un hipócrita cumplido.
Ni eso
Tan siquiera parezco merecer de su parte;
Se entiende,
Lo primero es respirar
Y después, si se tercia,
Se puede mal fingir por cortesía.
Algo más tarde me arme de pavor
Para acercarme a ti: Quería despedirme
Y expresarte de todo corazón,
Una vez más, mis mejores deseos.
Tú tragaste saliva con esfuerzo,
Me diste un par de besos,
Que sólo me supieron a desgana,
Y dijiste esperar fervientemente
Que fuese muy feliz en estos días.
Y me marché cabizbajo y aprisa
Tratando de encontrar algún consuelo
A la honda tristeza que sentí
Cuando me supe un mal trago,
No más
Que un puñetero y jodido
Mal trago.