viernes, 19 de abril de 2019

El ruedo ibérico


De extrema necedad,
accederán en breve
y libres de complejos
al ruedo de la lidia
democrática. Esperan,
con la ayuda de Dios
y sus hordas de arcángeles
vengativos armados
con espadas de fuego,
hacer bien su labor
subalterna —dos buenos
tercios de banderillas
y de varas— a objeto
de que al diestro al que asisten
le resulte sencilla
la suerte del acero,
para así merecer,
a los ojos impíos
de la afición, llevarse
por trofeo a la par
que botín las orejas
y el rabo y la carroña
restante —que hasta el rabo,
según dicen aquellos
que entienden de cuestiones
taurinas, todo es toro.

1 comentario:

Carlos dijo...

Pues si, los debates electorales como una corrida de toros de pueblo pequeño, donde todo vale para hacer daño al candidato opuesto
o