Los patriotas palurdo radicales de aquí y de allá, han sido siempre muy fans de tildar de leyenda negra a aquellos capítulos de la historia que narran los desmanes y otros hechos vergonzosos acontecidos al amparo de sus himnos y estandartes patrios, así como de otorgar la categoría de verdad histórica a las leyendas que, sin base historiográfica alguna, elevan hasta los más altos pedestales de la épica y la bonhomía tanto a los más abyectos sus criminales como a los más pusilánimes de sus héroes de pacotilla. Lo describió Orwell, con una maestría fuera de lo común, en 1984. Por ello, la historia, para ser fidedigna, ha de ser escrita desde planteamientos metodológicos de carácter apátrida. Lo demás son milongas, en la mayoría de las ocasiones, no muy bien intencionadas.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Los historiadores apátridas tienen una verdad especial
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