Hablando de Bécquer os tengo que referir lo que sucede en la barriada de La Paz-las Golondrinas, al sur de la SE 30 y de San Jerónimo y lindante con el río Guadalquivir por un lado, y con el polígono norte, por el otro.
Aquí sobrevive como puede -entre altos bloques de pisos- aquel lugar donde con motivo de su 182 aniversario se homenajeó al poeta, a través de un acto en el que se leyeron varios de sus poemas y un extracto de la obra La Venta de los Gatos.
Las calles de esta barriada de bloques de pisos surgidas en la segunda mitad del siglo veinte aparentemente son tan estrechas como impersonales y anodinas, pero reciben la recompensa de nombrarse con poemas y leyendas becquerianas. Incluso, hay un monumento como es la glorieta dedicada a Bécquer, presidida por un busto del poeta.
No obstante, este barrio tiene desde hace años la condición, o si se quiere, la maldición, de ser un barrio-garaje. En él aparcan los que visitan el Parlamento de Andalucía y, sobre todo, los cientos de estudiantes, trabajadores, familiares y usuarios del hospital Universitario y la Facultad de Medicina, con el problema que supone para los residentes. Hay otras barriadas contiguas que se han cerrado a los no residentes, pero aquí no queremos pagar los prejuicios que esto supondría cada vez que venga un repartidor, una ambulancia, la policía o los bomberos.
No estaría mal que al fin nos recepcionara el ayuntamiento y nos reurbanizara con un plan integral que solucionara este problemón, como también piden otras barriadas hermanas de esta poblada periferia norte como Begoña, Hermandades del Trabajo, Villegas o La Barzola.
(¢) Carlos Parejo Delgado
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