Aquello que hace tanto
nos relató Machado,
aún continúa ocurriendo:
en España ―esta España de todos los demonios,
según definición de Gil de Biedma―
existen dos estados
―al menos dos estados― para-lelos;
y aquí no hay dioses ni héroes ni mortales
que vengan a apartarnos de los labios
este nocivo cáliz
y a ubicar en su sitio
las piezas desalmadas de este puzle
contra el que nos rompemos la cabeza.
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