Aquel que despertó y se supo muerto, y ante ese espanto estéril de polvo seco y hueso que anega, hasta las heces, los sueños de las ánimas del limbo, quiso gritarse "¡Lázaro...!", pero no recordaba quién era ni su nombre.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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