sábado, 1 de febrero de 2014

Guateque


Durante aquellos años
de alcohol y marihuana
y escaso sexo salvo
el onanismo a oscuras
soñando con actrices
de revista y alguna
amiga adolescente
sensual y mojigata,
me imaginé a menudo,
rondando los 50,
decrépito y cansando
y henchido de nostalgia
por los grandes momentos
vividos que, ya lejos,
jamás regresarían.
Hoy con cincuenta y tantos
miro a mi alrededor
todavía esperando
sin esperanza alguna
a que llegue la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este poema es realistamente cautivador y melancólico. Te lo dice otros del club de los 50.