jueves, 22 de marzo de 2007

Mar sin olvido

A la playa del olvido
Me trajo el mar tu memoria
-¡Ay! corazón confundido
Entre el averno y la gloria-,

Y de la arena prendido,
La resaca predatoria
Bamboleó el sinsentido
De mis huellas sin historia

Luego una bruma de invierno
Abriendo llagas de hielo
Me requemó la esperanza:

En océanos de infierno,
Sin sol, zozobró mi cielo
¡Triste malaventuranza!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay! Rafa... el mar, el mar...

Canción de un marino

La amo y la odio por el mismo motivo,la adoro por lo que es y la venero por lo que puedes llegar a ser,creadora de pasiones intangibles pero sujetas al cielo.

Es inmensa en sus adentro pero limitada en contenido,poderosa por su concepción pero vulnerable en corazón,prolífica en emociones y gestos pero a veces vacía sin razón.

Inspira esperanzas en sus limites irreales y derrota en sus huidas
interminables, entusiasmo al enfrentar sentimientos y se vuelve en cólera contra ellos, alberga la paz imperturbable y el terror en movimientos irreverentes.


Puede ser hermosa y seductora frente al mismo Dios, pero al rato ser terrorífica y cruel por venganza al destino que la tiene olvidada al otro confín,
serena y temperamental la describen sus amantes pero no por ello se entrega al amor.

Mar (Besos por tu nuez (que es un lugar muy erotico))

Anónimo dijo...

Rafa tío, eres un mamonazo, es que no puedo leerte sin que se me anude un "nosequé" a la garganta. Que vivo en Trigueros, joé, y soy de Cai, y aquí no llega una gaviota ni por despiste. ¿Tú sabes lo que yo echo de menos mojarme los tobillos de océano?, ¿tú te imaginas la de veces que se me va la perola pensando en mi bahía? Las veces que mi mente se me desboca buscando un atardecer preñado de salitre, un sol tragado como una inmensa galleta en la tacita de plata. Hostias, pisha, y tú dale que dale con el mar. Cago en tó. Te voy a contar un secreto. Cuando me vine, cuando me di cuenta que el destino me guardaba un hogar lejos de mi playa, metí en un botecito un poco de arena de la playa y un poco de agua del Atlántico, sobre la tapadera escribí "un cachito de Cai" y sobre el cristal "agüita de la bahía", y a pesar de que no es muy decorativo lo tengo colocado en un altar de mi casa triguereña. Cosas de majara, supongo.
De todos modos, amigo mío, gracias por erizarme con tus palabras toítos los pelos de mi cuerpo y por cantarle al mar como si fueras un sireno.
Ah, otra cosa killo, dónde coño hay que manifestarse para que tus poemas sean publicados de una puñetera vez. No lo digo por el libro, lo digo por las birras que nos tomaremos después de la presentación.
Un abrazo como mi bahía, cervecitas y regañá.Tu pones las aceitunas .

Anónimo dijo...

El Mar, Mar, es único, por su feracidad y su fiereza, porque acaricia y golpea, porque atráe y da miedo, porque derrota al sol cada ocaso, y en el alba, generosa, lo libera.

Besos pa ti donde tú quieras.

No me sorprende, Manolo, eso que me cuentas. Pero también es cierto que el mar, lo puedes encontrar donde tú quieras, por eso, por majara, Yo que tú no buscaría la cordura. Pa tomar cerveza, ya sabes, donde tú quieras. Para el libro... mi libro es mi isla azul, abierta de par en par para quienes quieran visitarla y, también, escribir en la arena de su playa. Aunque puede que algún día, la fotografíe en forma de libro. Pero no tengo prisa, de momento prefiero disfrutar en vivo de sus paisajes.

Besos también pa tí (pero yo elijo el sitio, je, je...)