jueves, 10 de enero de 2019

Batalla de Las Navas de Tolosa: the remake


Despeñaperros, allá donde, según se mire, comienza y termina Andalucía, tomó su nombre, según una de entre alguna otra versión al respecto, en el contexto de unos supuestos acontecimientos acaecidos tras la finalización de la batalla de Las Navas de Tolosa. Allí, desde los escarpados roquedos que flanquean el río Despeñaperros, cuenta la leyenda que los muy católicos y piadosos caballeros cristianos de las tropas de Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y Afonso II de Portugal —nada que ver, por lo tanto, con nada que se pareciese a una España tan siquiera en ciernes—, enfrascados en la reconquista —eufemismo de razia— de  unas tierras que históricamente nunca antes les pertenecieron, se dedicaron a la noble labor de despeñar a los soldados capturados de las tropas del califa almohade Muhammad an-Nasir, a los que denominaban perros infieles. De ahí, según esta versión, Despeñaperros. Realidad o fruto de la imaginación popular, nunca más se volvió a perpetrar un acto de tamaña barbarie por aquellos pagos. Nunca hasta ahora, cuando estos modernos a la par que muy rancios señoritos a caballo que han irrumpido en Andalucía para, según dicen, iniciar desde aquí una nueva reconquista con afán de ignominiosa multicruzada, parecen dispuestos, con la complicidad de PP y Ciudadanos, a utilizar ese mismo lugar para despeñar conquistas sociales, derechos humanos, nuestro Estatuto de Autonomía y hasta nuestra ya muy anoréxica democracia.

1 comentario:

Carlos dijo...

De prejuicios morales anda escasita la derecha patria. Abominan de la izquierda civilizada y se alian con los fascistas radicales. Ver para creer