Las cuidadoras de mayores han venido Sevilla para quedarse desde los Cinco Continentes. Hay más de cinco mil de origen sudamericano. La afinidad de credo, lengua y costumbres las hace las preferidas de la gente mayor. También se han incorporado a este yacimiento de empleo muchas mujeres marroquíes, a las que se distingue por sus pañuelos en la cabeza, como dicta el Corán, y sus modales pacientes y suaves. Menos apreciadas son las mujeres eslavas, rusas y de países próximos, cuya forma de ser congenia en menor grado con la anciana de la Europa meridional. Grandes empresas y organismos como el Ayuntamiento no tienen tantos puestos de trabajo. Y se han ido perdiendo las tatas aljarafeñas que se dedicaban a la crianza de los niños, y que luego permanecían como asistentas domésticas hasta el fin de sus días. Aquéllas si que eran empleos indefinidos, ahora las cuidadoras de mayores se contratan por horas, días y semanas. Y los niños se cuidan solos, entretenidos por los videojuegos de sus teléfonos inteligentes todo el día, aunque seguramente llevarán gafas o perderán gran parte del sentido de la vista de forma prematura.
(¢) Carlos Parejo Delgado.
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