"No hay aplazaos, ni escalafón;
los inmorales nos han igualao."
Enrique Santos Discépolo.
Está de moda. La transparencia y su materialización mediante portales digitales en todas y cada una de 'nuestras' instituciones públicas, en todos y cada uno de 'nuestros' tan independientes poderes del Estado. Y en la Unión Europea (unión del capital y de los privilegios de las élites, pero no de los pueblos ni de la clase obrera). Cortinas de humo. Hediondas y asfixiantes cortinas de humo ocultando las sucias entradas a las cloacas del poder y sus dioses del inframundo y sus lacayos. Hay que tener mucho cinismo para presumir de transparencia y continuar perpetuando sin ningún tipo de escrúpulos la existencia de comisiones de secretos oficiales o a puerta cerrada, o de eso tan pútrido que, eufemísticamente, denominamos material clasificado y no es otra cosa que un mecanismo para garantizar la impunidad de los criminales de Estado y sus innúmeros satélites a través de la ocultación de sus abominables desmanes y cambalaches. Porque ¿qué puñetas es lo que pueden pretender ocultarnos? Nada limpio, seguro. Sí, la transparencia está de moda. Pero las modas pasan, mientras la podredumbre de lo impune permanece.
Ilustración: La Modestia, de Antonio Corradini.
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