Un cadáver político, al que sus compañeros de partido han decidido dar boleto, se tiene que decidir entre dos puertas. Una conduce a la cola del paro y la otra a un lugar donde seguir calentado poltronas. Cada puerta está custodiada por un guardián. El cadáver político sabe que uno de ellos, el pardillo, siempre dice la verdad, y el otro, siguiendo su ejemplo y el de otros tantos políticos, siempre miente. Pero para acertar con la puerta que conduce a la teta gorda, sólo le puede formular una pregunta a uno de ellos.
¿Cuál sería la pregunta correcta?
Anda, anda, no os devanéis más los sesos. El cadáver político no pierde el tiempo con preguntas tontas; se tira en plancha hacia la puerta giratoria.
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