Paseo de la Alameda.
Es Marbella hecha arboleda
y digo con sentimiento
que ya tantas no nos quedan,
porque a los ayuntamientos,
-todo a favor de la rueda-,
o les importa un pimiento
o han levantado la veda
o el refrán han confundido,
pues se dice de hacer leña
sólo del árbol caído
y ellos también al erguido
en hacha darle se empeñan.
Sugerir quiero a la peña
que saquen de lo perdido,
como otro refrán enseña,
lo que buenamente puedan.
En pasta de papel pido
que haciendo lo que proceda
los troncos así vencidos
en libros reconvertidos
a manos del pueblo vuelvan.
Pa’cantar no tengo voz
pero quiero dar el cante
y pedir a esos mangantes
que nos hagan el favor
de respetarnos el árbol;
y que está muy bien el mármol,
mas qué feo un mundo calvo.
Y pa’calvo ya estoy yo.
Y además decirles algo
aunque suene un poco fuerte:
respetando así la vida
respetan también la muerte;
no le priven al suicida
de una buena y recia rama
de la que colgar su suerte.
O, dejándonos de dramas,
para que en su tronco injerten
cualquier romeo y su dama
indeleble la proclama
de amor antes de la cama,
un corazón con su flecha,
los dos nombres y una fecha.
Para cerrar mi soflama
y no darles más la lata
permítanme una postdata
como un último cartucho
que si no quemo me matan:
que ni un tronco más abatan
la sierra, el hacha, el serrucho
porque es importante y mucho
y al final de eso se trata,
que elevando así la pata
tan a gusto meen los chuchos.
Texto e ilustración: Agustín Casado
1 comentario:
Saludos cordiales y a cuidar los antaño grandes pinares que tuvisteis
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