No morder la mano de aquel que te da a comer sus migajas puede ser casi siempre una opción más que respetable. Lamérsela ya es otra cosa. Pecado intolerable. Alta traición, en especial contra uno mismo. Sin apenas posibilidades de redención. Miau.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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