jueves, 27 de octubre de 2016

Ni esparcir ni guardar en casa


Corrían por las devastadas tierras de España los largos años del hambre, y a una familia de Peñarroya, en la provincia de Córdoba, que llevaba un par de lustros a dos velas, le llegó un paquete desde Alemania. Lo acompañaba una breve misiva manuscrita en alemán de la que, claro, ni papa. El paquete contenía un polvo fino del que esa misma noche dieron buena cuenta en forma de apetitosa tortilla. Les supo a gloria. Unas semanas más tarde se enteraron de que se habían “zampao” los restos mortales del tío Paco. Los caminos del Señor son inescrutables. Pero el incumplimiento, aun siendo por desconocimiento, de la norma, no nos exime de recibir el correspondiente castigo. Y aquello fue un acto de canibalismo. Deben estar ardiendo todos merecidamente en el infierno.



BONUS TRACK

Lo confieso, de un tiempo a esta parte me encuentro hastiado, cansado, inapetente, sin ilusión alguna. Asi que he estado estrujándome las meninges buscando el modo de dar un giro radical a mi vida. Finalmente he decidido que un buen modo de empezar es acometiendo un cambio profundo en el ámbito de lo profesional. Ya está bien eso de trabajar por cuenta ajena. Hoy, según afirman los políticos, lo que, amén de estar de moda, más conviene al país y al ciudadano es el emprendimiento. Un sector con un prometedor futuro, nunca faltan clientes, es el de los columbarios. Ya tengo hechos mis cálculos. Se trataría de comenzar modestamente, para más adelante, si todo marchase según lo previsto, ampliar el negocio. En mi piso podría habilitar en torno a unos 500. Esto, a 2000 euros el columbario, supondría unos ingresos brutos de un millón de euros. Según mis propias estimaciones, luego de descontar impuestos y gastos, podría terminar embolsándome más de medio kilo totalmente limpio de polvo y paja. No estoy movido por ánimo de lucro alguno. Ya he dicho que lo único que pretendo es dar un giro radical a mi vida. Si esto, además, lleva aparejado prestar un servicio de tanta importancia a la comunidad, miel sobre hojuelas. Ya sólo necesito hacerme con un buen contacto en el Vaticano. Ya os iré poniendo al corriente.

1 comentario:

Carlos dijo...

No vas descaminado. Ahora lo que está de moda es que, una vez incinerados, los capillitas sevillano(a)s que se van muriendo vean como sus familiares pagan un pastón para que sus cenizas sean alojadas en los columbarios de las iglesias donde se encuentran establecidas sus cofradías de toda la vida. A lado de la imagen del Cristo (lease Gran Poder) o Virgen (lease Macarena). Quizás opinen que estas imágenes tienen capacidad de interceder por sus almas en el más allá...