lunes, 4 de enero de 2016

Credo

Me arrodillo ante ti
y no es para rezarte
—no creo, creí, creeré
en dioses aunque tú
seas un ángel lascivo.
Y no apartes de mí jamás tu cáliz
sin haber blasfemado
de alaridos y espasmos.

1 comentario:

Carlos dijo...

La concupiscencia angelical se ha apoderado de ti