viernes, 31 de julio de 2015

La jungla España


Durante el primer semestre de 2015, AENA ha incrementado sus ganancias en un 79,9% respecto a los seis primeros meses del año anterior. Endesa un 17,1. Iberdrola un 7,4. Red Eléctrica Corporación un 6,5. El Banco Sabadell un 55,3. Bankia un 11,5. Abertis ha obtenido una ganancia neta de 1.677 millones de euros, multiplicando por cinco la del primer semestre del año anterior.

En el otro platillo de la balanza, casi ocho millones de trabajadores españoles, la mitad de la población activa, perciben menos de 1000 miserables euros al mes.

En este contexto, el gobierno nacionalcatolicista de Rajoy anuncia a bombo y platillo que, tras varios años congelado, el sueldo de los funcionarios se va a incrementar un 1%, unos 10 euros al mes para el funcionario mileurista. Subida muy por encima que la que experimentarán las pensiones, un 0,25%, pero muy por debajo del aumento incesante de, por ejemplo, la factura de la luz.

Entretanto Ángel Cano, que fuera consejero delegado de BBVA, se retira a sus 54 abriles con una renta vitalicia garantizada de 1,79 millones de euros brutos al año. Y Ana Botín, presidenta del Santader, ganó en 2014 casi 9 millones de euros.

A la vista de estos datos parece evidente que, como grita a los cuatro vientos desde su guarida plasma el mamporrero mayor del totalitarismo financiero en España, estamos en el buen camino, el camino de la recuperación. Sí, amigos, España va bien. Pero nada de brotes verdes; esto es la jungla, una jungla regida por las siempre injustas leyes del darwinismo social en conjunción con las del mercado —"es el capitalismo, estúpidos". Unas aguas revueltas para ganancia de pecadores, de repugnantes peces orondos a reventar devorando a un proletariado día a día más miserable y sin conciencia de clase. Pero una jungla donde la muerte de la presa a manos de su depredador se produce en silencio. Una jungla en la que al silencio de los corderos se han sumado las mordazas impuestas por los sicarios del poder, la casta inquisición, los represores.

1 comentario:

Carlos dijo...

Brillante. La resignación de los mileuristas es, efectivamente, el silencio de los corderos. Y los lobos no hay que decir quiénes son.