lunes, 9 de febrero de 2015

Escenas sevillanas (16): El ciprés hispalense (Carlos Parejo)


Somos en torno a un centenar de ejemplares en un inmenso casco antiguo. Moramos, solitarios o en pequeñas familias que pasan desapercibidas a los turistas, pegados a los muros, en el compás o en los patios de viejos conventos, iglesias y parroquias.

Los cipreses no somos árboles de sombra como los álamos y plátanos de indias ni olorosos como el naranjo, nuestra misión es otra. Nuestra adusta y seria silueta apunta al cielo, simbolizando secularmente la recompensa de la vida eterna que espera tras la muerte al creyente cristiano.

(¢) Carlos Parejo Delgado

2 comentarios:

Milena dijo...

Es sobrio, sencillo...solemne

Tío Gus dijo...

¿Qué papel jugaría para nosotros los no creyentes, Carlos?
Mira, desde la ventana de mi estudio, sentado, un día alcancé a ver emerger la punta de dos ejemplares. Ahora, quince años después han llegado a desaparecer por la parte alta de la ventana. Son mis amigos, he llegado en noches de sequía de ideas a hacerme mil metáforas. Pero nada, son dos cipreses, mis amigos. Para pintarlos tienen un verde joío.
Agustín Casado