Querida Nieta Susanita, en mi época, cuando en el barrio había media docena de cines, nos gastábamos los ahorros por asistir al estreno nacional de la última película de nuestra artista local, Gracia de Triana. Cantaba las coplas que nos habían enseñado madres y abuelas en los patios y corrales de vecinos. ¡Y qué orgullosos nos sentíamos de vernos reconocidos en ella!
Setenta años más tarde, nietecita de mi arma, te pasas tres horas viendo los premios de la Música. Premios donde un yogurín USA con buena voz y presencia, y canciones facilonas e insustanciales, es nombrado “mejor artista”. La trampa es que la mayoría de los votos han sido de adolescentes y jóvenes como tú, que ven la gala en directo. Y lo mismo ocurre con esa otra formación de diseño que ha ganado en el apartado de grupos. Más que voces, son bellos rostros imberbes vestidos a la última moda, moviéndose provocativamente por el escenario. ¡Flor de un día! Y la misma presentadora, no es más que un pase de modelos (se ha cambiado de ropa hasta seis veces), que no entiende nada de música, ni falta que le hace.
© Carlos Parejo Delgado
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