jueves, 29 de noviembre de 2012

De la virtud y el vicio




A Rafael R. Costa

Aseguran que al vicio de pedir
se opone la virtud de no entregar;
por eso cuando pido, sin dudar,
el no asumo no más por porvenir.

No obstante, aunque me pongan a parir,
sin nada que perder ni por ganar,
nunca, aun sin esperanza, he de callar
aquello que es mi anhelo conseguir.

Y exijo pan, justicia, LIBERTAD,
a codicioso, injusto y carcelero,
y opongo a sus mentiras la verdad:

El vicio no es la sed del pordiosero,
el vicio es carecer de voluntad
de repartir las aguas del venero.

(Y a fuer de ser sincero,
a veces, si de amor se trata el ruego,
me callo, temeroso de su fuego.)

2 comentarios:

Milena dijo...

Quizá porque no sólo tenemos el derecho sino también el deber de proteger nuestra dignidad y, nadie puede apropiarse de lo que nos pertenece...la justicia, la libertad...no es un "don" que tengan a bien concedernos...

El amor...ay el amor... el amor no se exige ni se arrebata, ni se roba....sólo, algunas veces, ya en la total desesperación, puedo comprender si se implora

Me has hecho "currar" Poeta.

Estoy pensando que el amor, tampoco puede darse si no se tiene...¿qué es el amor? Enfín, es una carencia, un deseo, una pulsión constante y un anhelo....y, ¡cómo no! un fuego

Anónimo dijo...

Me gusta la definición de vicio como lo opuesto al interés por el bien común, como no tener voluntad de repartir las aguas del venero