martes, 11 de octubre de 2011

Fundido en negro


la alimaña del miedo devoró la mañana
yo era de sal y estaba clavado en una cruz a la intemperie y mis
[manos sangraban oquedades celestes
sucedió bajo la cellisca
fue en abril y hasta siete veces rogué misericordia
pero la lluvia el viento frío me arrancaron los párpados los ojos
los brazos y las piernas la voz la sed a tiras
yo era un caballo desbocado atado a los despojos de mis sueños
[y ni una hostil corona de espinos me ofrecieron
para frenar mis ansias
desde el principio sospeché el fracaso pero no disolverme a hielo
[lento hasta la médula
jamás pensé acabar
fundido a las tinieblas de este modo
tan huero y lentamente prematuro

2 comentarios:

Dafne dijo...

OHHHHH Rafa,y pensaba yo esta mañana en la desesperanza...y leí tu poema...que duro.
un besito!!!

Paloma Corrales dijo...

Araña y deshace. Grande.

Beso.