jueves, 6 de octubre de 2011

El espejo de la melancolía (XXXVIII)


qué duro administrar el tiempo escaso
sin tiempo que el destiempo nos concede
domar el terco anhelo que no cede
sabiéndose aun simiente de fracaso

haber frente al empuje del ocaso
de exangües postergar el ansia adrede
sabiendo que esa mar sangrienta sede
del sol puede quedar a un solo paso
y en ese demorar para el futuro
el necio afán del hoy puede en su abismo
de un golpe sepultar todo espejismo
ahorrado en falso haber con tanto apuro

mas qué otra cosa hacer si vislumbramos
desgana en las limosnas que al tiempo le arrancamos

2 comentarios:

Milena dijo...

En ese breve paréntesis que es la vida, algunas de sus "migajas" son
sustento del alma, como este poema tuyo.


¿Esto es un...? Rafa? soneto?

¡Qué malo pero que malo fue mi profe de literatura, Rafa, pensar que nos hizo aprender de memoria sin ton ni son aquello de "cuaderna vía" "octava real"...Argggg en lugar de hacernos sentir la belleza de la poesía....Me puso una vacuna anti-poesía que me duró hasta que tú rompiste el maleficio.

Besitos corazón !

ralero dijo...

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
CATORCE VERSOS DICEN QUE ES SONETO,
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce y está hecho.

Lope de Vega