martes, 7 de septiembre de 2010

Hecatombe


Castrados por la gula de los perros,
hachazo a quemarropa, a bocajarro,
los trinos de los pájaros, los árboles,
las nubes, los veneros, los arroyos,
los ríos, los estuarios, los océanos,
los bueyes, las cosechas, la monarca,
los sueños, la esperanza, la utopía,
mudaron bajo el rayo y el relámpago
de sal que con su rabia los fue ahogando,
en yermo pedregal deshabitado.
Ha mucho perpetraron la hecatombe;
ya sólo se recuerdan de las reses
sus trémulos pingajos palpitantes,
de hinojos, indefensos, en silencio,
comidos por guerreros y chamanes.
Yo sigo aquí. Las noches y los días
se suceden, sin luces ni penumbras,
en este estéril páramo sin nombre,
donde la primavera se ha fundido
al frío del invierno, la sequía
del hálito estival, las hojas muertas
taladas en otoño por el viento.
No obstante, hubo un periplo, una odisea,
afán de exilio de estos grises pagos
aun siendo mi destino el hondo Tártaro:
mezclando con mi aliento una elegía,
viajé hasta los dominios de Caronte;
la barca no era más que un pecio en ruinas
al fondo del crepúsculo apagado
de un túnel sin confines ni horizonte
y no se oía el lamento de los muertos.
Al verme aparecer clamó el Barquero
con tono desolado ¡otro insolvente!,
¿Qué ocurre en las regiones de la vida,
qué cojones, que aquí llegan las almas
de los muertos sin un jodido cuarto?
Ya ves como está todo, devastado,
la barca hecha un naufragio, la laguna
Estigia, un lodazal y a mí me deben
la nómina de no sé cuántos años.
Así que vete dando media vuelta
y vuélvete al lugar del que viniste;
no es nada personal, pero hace mucho
dejamos de prestar nuestros servicios.
Y así es que sigo aquí, espectro errabundo,
en este estéril páramo sin nombre,
rodeado otras almas cabizbajas,
estulta muchedumbre de insolventes,
que vagan resignados a su suerte
sin crédito, callados, sin mirarse.

2 comentarios:

MaLena Ezcurra dijo...

Ay es una maravilla este poema!


Te beso sin crédito ni débito.


M.

Milena dijo...

Te sales, Poeta !!!!!

No cabes en ningún sitio, tampoco en el Tártaro; por suerte para mi pobre alma, que de tus versos, el consuelo


Te quiero Poetaso !!