martes, 21 de septiembre de 2010

El desembarco


Cada mañana al despertar me digo
“este ha de ser,
este es al fin,
llegó mi día.
El día D
y la hora H, el desembarco
haciendo frente al frío,
desafiando
las minas enterradas en la arena,
las balas enemigas,
las piernas y los labios amputados,
el humo y el estruendo,
los cadáveres,
las vísceras, la sangre, la metralla,
los gritos de pavor de los heridos
que saben que se mueren,
que están muertos.
Este ha de ser.
Allá, tras de las dunas,
me esperan paz y calma, el armisticio
laureles de victoria, el paraíso.”
De súbito un impacto alcanza el pecho,
un plúmbeo proyectil de angustia y miedo
penetra, estalla, astilla, hace pedazos
los huesos, los pulmones, las arterias,
y abate la esperanza contra un mar que, hecho resaca,
arrastra sus despojos moribundos hacia el fondo
de un sueño pegajoso que se quiebra en el disparo
celeste en que despunta cada aurora.

3 comentarios:

Encarni Mejides dijo...

Buenos días Rafa, o quizá no tan buenos, si se interrumpe el sueño que realidad quisieramos que fuera, más no lo es,aunque más que sueño pareciera una pesadilla lo expuesto, por más que se anhele un final(sea cual sea), este nos llega cuando debe llegar y no antes, desgarradora poesía, cala hasta los huesos tus palabras.

Mil besos.

posdt:Mis intentos de Haiku o brevedad, puede que sean musa, pero sigo pensando igual, los tuyos son geniales, tienen esa profundidad que en pocos he leído.

Sintagma in Blue dijo...

A veces da tanta pereza vivir...

Paloma Corrales dijo...

Ni los sueños, ni el dolor, ni el deseo, ni el presente, ni el pasado, pueden esclavizarte (o no deberían) sólo tú mismo tienes el poder de hacerlo o deshacerlo.

Inquietante.

Un beso.