miércoles, 8 de septiembre de 2010

Limbo


Tan sólo sabe un ángel que es un ángel
cuando ha caído; cuando, desgarradas
sus alas, sangra por la herida abierta,
el hueco como cáncer en su espalda.

Y, al fondo del infierno, los demonios,
que en éxtasis retozan con su sangre,
no saben qué es el fango, la inmundicia,
pues nunca, miserables, han volado.

El ángel que ha caído no los odia,
tan sólo compadece su ignorancia,
que no sepan que el cieno que respiran,
dio muerte, aún no nacidas, a sus alas.

1 comentario:

Poetas argáricos dijo...

Tan solo la conciencia alerta nos dice lo que somos en cada momento y lo que queremos ser antes de caer.Andamos entre sombras y luces devanando la madeja de nuestro existir.
Enhorabuena por este poema con varias lecturas.