jueves, 16 de septiembre de 2010

Enriqueciendo el refranero (con un poco de sal): el cántaro y el cuento


(El aire calcinado reverbera,
mudando el mineral fuego en azogue
que cian y fresco canta cual sirena.

-El cántico es semilla de deseos-.

De súbito su sed se hace tan grande,
que no le basta el agua que retiene
el barro sin aliento de sus manos,
y, luego de dejar que se le escape,
se lanza hacia esa mar dulce y sin límites,
pegándose de bruces con un yermo
de arena, sólo arena, sólo arena.)


Más vale
cántaro en mano
que cuento
de la lechera.

4 comentarios:

Dafne dijo...

muy cierto ese refrán...aunque

Tanto va el cántaro a la fuente
que no hay uno,que 100 años dure.

Besos

Dafne dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ralero dijo...

No siempre hay que hacer caso del refranero, Dafne. A veces hay que arriesgarse y romper el cántaro. Eso sí, teniendo presente que igual sólo hay arena en el horizonte.

Besos.

MaLena Ezcurra dijo...

Coincido, el cántico es semilla de deseos.


Te abrazo dulce amigo.


M.