Pese a ser todavía tan niño, dos veces por día, de lunes a sabado, con los ojos enrojecidos por el llanto contenido, y su única camisa, vieja, sucia y zurcida una y mil veces, se veía obligado, con fingida vehemencia, a cantar en su orfandad el cara al sol.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
4 comentarios:
Cuantas historias como esa. Qué duro para un niño que posiblemente tenga a su padre perdido en alguna cuneta...
Cuantas barbaridades se han hecho y se hacen en nombre de no sé qué.
Besos
La triste historia
del oprimido
desde pequeño
alienado
por la dieta simbólica.
Nunca más, León.
Un abrazo.
Muy nublados días aquellos... grises, anodinos... ¿para algunos fueron mejores tiempos?
¿con qué conciencia se puede emitir esa soflama? ¿qué hacía en esos tiempos el emisor? ¿Qué hizo en Su Día?... que fueron días para todos.
Un abrazo soleado: PAQUITA
Triste historia de nuestra España.
Un besito.
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