miércoles, 27 de mayo de 2009

Siete (monólogo a dos lenguas en la Luna)

Ahora sé que esas risas tuyas que busco como bálsamo debajo de las sombras, son fingidas, que también la tristeza se ha tatuado en tus huellas; y acabo de perder, en consecuencia, mi débil y único consuelo. No, nunca nos arrepentimos de nada porque no hubo nada de lo que hubiésemos de arrepentirnos, porque lo poco que hubo entre nosotros, de lo cual ya nada queda, siempre fue limpio y luminoso hasta el instante mismo del eclipse. Un eclipse total. ¿Lo recuerdas ahora que ya sólo quedan las fauces de un astro fuliginoso acechándonos? Lo cierto es que ahora más que nunca, aunque hayas perdido tus creencias, me duele tu tristeza, me duelen tus lágrimas tanto o más que mi propio dolor. Dolor sobre dolor multiplicando la angustia. Ahora ya sé que no estoy triste. Porque yo soy la puta tristeza y así lo seré ya por siempre. Y, por mucho que a veces quizá puedas dudarlo, desde este momento me declaro muerto. Porque, aunque hace ya tiempo que perecieron mis dudas al respecto, me gustaba pensar que tú aún conservabas la esperanza de algún día volver a alentarnos mutuamente en la luz de la sonrisa. Sí, estoy muerto, ya nunca más tengas dudas. No te imaginas lo que puede llegar a doler estar muerto de este modo en que yo lo estoy; un dolor intenso, permanente y profundo que no cesa un sólo instante. Dolor del alma –o del hueco que quedó en su lugar- que recorre desbocado mis arterias sin latidos y me va agotando sin dar tregua y sin que haya ya esperanza de que cese. Porque sé que, pese a todo, nunca te habré de dejar de sentir como alguien muy querido. Amiga de mi alma que se fue para siempre llevándosela con ella. Sí, perdí mi alma. Pero ese afecto que quedó en el hueco enfermo que ocupaban mis entrañas, nada ni nadie podrá arrebatármelo; sólo desaparecerá con el último zarpazo del tiempo, cuando la muerte piadosa se lleve a este muerto en el que me he mudado tan sólo hace un instante. Te quiero. Un beso.

La r…

26 de octubre de 2007

2 comentarios:

dafne dijo...

Terrible eclipse en efecto..y empieza a austarme imaginar tanta sombra, a mi que nada me gusta la noche,que cuando se oculta el sol ,me parece que ya es tarde...
Espero ya impaciente el se....
besos

Anónimo dijo...

"La vida es un milagro que la amargura destruye"

Un abrazo.