sábado, 16 de mayo de 2009

Adiós al diazepam


Nadie ha sido capaz de desentrañar los motivos, pero lo cierto es que, tras el accidente en el laboratorio, estuve varios meses sin poder pegar ojo. Y lo peor de todo es que la falta de sueño me sumió bien pronto en una permanente y pesada cefalea que llegué a pensar terminaría por hacerse crónica. Tras probar diferentes tipos de somníferos sin resultado alguno, el boticario del pueblo me habló de un método experimental que a lo largo de varias décadas se había dedicado a desarrollar en sus ratos libres. Fue así como comencé a arrancarme cada noche la cabeza. Resulta infalible; nunca antes en toda mi vida me había sentido tan descansado. No obstante, la asistenta que contraté para que me la vuelva a colocar en su sitio cada mañana, dice que no hay día en el que no me encuentre pataleando convulsivamente. En una ocasión enfermó, y no vino en una semana. Pensó que yo, tanto tiempo sin cabeza, podía haber muerto, pero no me encontró en muy mal estado. Me comentó que tal como me vio, no sería de extrañar que pudiese sobrevivir hasta nueve días descabezado, aunque yo aún no he alcanzado a comprender el porqué de esa tan precisa estimación temporal. Lo cierto -no me importa repetirme en este extremo- es que me encuentro más relajado que nunca. Y, lo que es más importante, con una fortaleza con la que considero que incluso podría salir indemne de agresiones tan colosales como una explosión nuclear. Debe ser por esa continua convulsión muscular que me acompaña mientras duermo.

5 comentarios:

dafne dijo...

eiiii me parece genial esa idea tuya descabezada,sobre todo porque me duele la cabeza en estos últimos días y la boca se me reseca,dándome por pensar que estoy nerviosilla.
Me preocupa un poco lo del ajuste posterior,por si no la encajan como estaba ,aunque claro,teniendo en cuenta que me duele,igual me viene bien un cambio.
¿Que tiene el 9 para esa estimación? ...pienso en ello.


Besos..
¿cómo serán los besos de una cabeza que no está en su sitio?

Caminante dijo...

Debe ser por esa continua convulsión muscular que me acompaña mientras duermo...
"sin cabeza"... ininterrumpidamente?

¡Podría ser una de las salidas!
Un abrazo... mientras te buscas la cabeza. PAQUITA

Caminante dijo...

Echa la vista atrás -una semana- PAQUITA.................. haiku?

ralero dijo...

Dafne, une lo de lo de sobrevivir nueve días sin cabeza a lo de la explosión nuclear y te irás haciendo una idea de la metamorfosis operada en el protagonista de este breve relato.

Besos.

Anónimo dijo...

¡Un texto totalmente descabezado! (Que no es lo mismo que descabellado jijiji)
Eres un loco lindo Rafa, tus ideas rozan la locura atrayente y absurda de los grandes. (Ahora no sé si te estoy halagando) Realmente, me ha gustado muchísimo y pienso que debías despedir a la asistenta; sin cabeza serás un hombre feliz.
Muy original.
Un beso, dos.
Umm ¡No podrás comer galletitas oreos!