lunes, 9 de marzo de 2009

Puente de plata

Rendido al firmamento sin estrellas
Que, oscuro, gobernaba sus adentros,
Cambió la herida atroz del fuego amigo
Por una retirada a tumba abierta,
Buscándose en la luz tras los confines
Del lúgubre universo contenido
Debajo de su piel violácea y ciega.

Nadie trató de detener sus pasos,
Y, tras cruzar el puente de la sangre,
Se comenzó a sentir seguro y libre.

Pero al llegar al límite que marca,
Fatal, lo alfa y omega de lo cierto,
En vez de hallar las luces de un abismo
De bruces zozobró en un mar de espejos.

6 comentarios:

Mamen Alegre dijo...

Hay veces, que de tanto huir de mi misma me acabo encontrando repetida en todas mis huídas Rafa... y zozobro.

Un beso poeta.

Filoabpuerto dijo...

Según parece, hay que mirar mucho hacia arriba para por fín ver el cielo; y está ahí, pero es con otros ojos con lo que percibimos la verdadera naturaleza de lo que nos rodea. Por eso, también para vernos, hay que dirigir hacia dentro la mirada; al tenderla hacia el espejo, éste, inhóspito, la rebota, proyectando una inversión de nosotros mismos...a menos que, como Alicias en irreales países, atravesáramos su frío mercurio.....

Saluditos

Merce

Anónimo dijo...

Me encantan los dos primeros versos,un mensaje triste ,pero poético...alguna vez rendida me he...
Mas triste aún me parece que nadie este tan cerca,en todos los sentidos de esa palabra para apercibir ese estado de...
Besos
dafne

Anónimo dijo...

Ummm Rafa, me estás haciendo pensar, y mucho! Huír para nada, para ganar, para perder, para encontar lo mismo; retirarse a tiempo, seguir luchando...

Besos

ralero dijo...

Sí, para qué huir si sólo tenemos la precariedad del amasijo de sangre, vísceras y huesos que se consume debajo de nuestra piel. Para qué huir si sólo somos la efímera soledad que late en nuestros adentros.

Abrazos.

Encarni Mejides dijo...

Uff triste y certero poema, para que huir, si la huida conduce al mismo sitio.

Besos y abrazos poeta.