Su exangüe corazón ya es sólo un hueco
Estático, enlutado, helado y seco,
Caníbal devorándose a destajo.
Sin pulso es un atónito pingajo,
Quimérico e inútil embeleco
Que, mudo, implora el bálsamo de un eco,
Rendido, sin aliento y cabizbajo.
Y, yermo en la añoranza, languidece,
Tirando de sus huellas con desgana:
La vida, sin los sones de un mañana
Que den sentido al duelo, no merece
La pena ser vivida; es un calvario
Tan sórdido y brutal como precario.
6 comentarios:
La tibieza de la primavera sacará algún pequeño brote,de esa talada inclemente..solo habrá que estar mas atento si cabe...
Besos
dafne
Sin duda, Rafa, así no...; alguna vez he sentido ese desgarro que reflejan hoy tus versos, pero de pronto, una mañana -o una noche- te regala el son anhelado.
Bsss
Lleno de dolor y sentimiento, exasperado y brutal, existencialista....un a maravilla d epoema por fuerza y dolor..un fuerte abarzo.
Desgarrador...
Un beso.
A mí también me ha encantado, cada verso.
Un abrazo grande, Rafa.
Querido Rafa, me quedo destemplada y sin abrigo... No por el título o el fondo del poema que ya de por sí son inexorables, sino por la musicalidad y el ritmo del mismo. ¡Me ha hipnotizado esa cascada de imágenes! Corren con la misma fuerza que se precipita el Churún Merú venezolano. Abrazo fuerte, en indigo, Isa
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