miércoles, 24 de octubre de 2007

Quiromancia



Con la mirada encendida
Leyó Violeta mi mano
Y me dijo que mi vida
Duraría muchos años;
Que de súbito me iría
Sin del lecho ser esclavo
Y sin sufrir la agonía
Del que se muere despacio.
Dulce mentira, Violeta,
La que salió de tus labios,
Que sabían que de amor,
De este mi amor despechado,
Hasta el final de mis días
Viviría agonizando.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola primo.

¿Tú eres de los de 29 de septiembre o de los de 24 de octubre?
O quizás no seas de ninguno de los dos.
Yo de los de hoy y el 90% de los que conozco, que son muchos, también.

Sea como sea, felicidades. Por todo: por tu calidad literaria y por tu calidad personal.
Es un orgullo para mí contarte entre mis amistades, aunque sean internéticas.

Abrazo arcangélico.

Anónimo dijo...

Hola, primo. Gracias. En realidad yo no soy de ninguno, no soy muy amigo de celebrar estas cosas. Pero, bueno, como mi hijo lo celebra el 29, y el más pequeño cumple años ese día... pues eso.

Felicidades también para ti. El orgullo es mutuo.

Y también un abrazo arcangélico (pero de arcángel caído).

Anónimo dijo...

Ella te leyó la mano,
y ¿no la creíste, hermano?
No fue ella tu heroína.
¿Te la leyó en Veguellina?
Craso error: oh, maravilla.
¿Tapaste la mantequilla?
porque si así no lo hicieras
y la grabación jodieras,
y el productor te dijera
cada vez que a tí te viera:
Rocío no te perdona
que seas tan mala persona.
Y del alcalde, un pendón.
Rafa, eres un mamón.

Anónimo dijo...

Jajajajaja, qué bueno, hermano, no sabes lo que me he reído. Desde luego en este caso no se puede decir aquello de que segundas partes nunca fueron buenas.

Bueno, y ya en serio, no sé si te conté que al día siguiente le dije a Manuela que, aunque yo seguía sin creer en esas cosas, sí creía firmemente en ella. Y no era coba, era cierto, porque ella, sin duda, merece que los demás crean en ella.

Un fuerte abrazo.