martes, 7 de agosto de 2007

Los colmillos del silencio

Abre ante mí sus fauces

El último fuego frío.

Impera bajo las ruinas

Del noveno anfiteatro,

Mazmorra de polvo y mármol

Sin resquicio a contra sombra

Y abrumada de intemperie.

Grito bramidos glaciales

A la espera de que el eco

Me devuelva en un susurro

El aliento que preciso

Para escapar con el viento

De su voraz dentellada.

Y desgarran los colmillos

Afilados del silencio

La moribunda esperanza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya veo que la esperanza sigue agonizando aún después del merecido descanso, no creo que ella se lo merezca, pero bueno el poeta sabrá.
Me alegra tu vuelta... y volver a leer poemas en los que la esperanza nunca muere.

Besos.
Mamen.