viernes, 17 de mayo de 2019

Estrellas muertas


Sermón en el desierto,
no hay más en estos versos
efímeros al modo del chasquido
casi inaudible que precede al trueno.
Abres de par en par los ojos,
lo haces por vez primera
y una corriente irrefrenable
de energía gastada desde siempre
se te mete en la sangre desecándola
mientras en tus pupilas cansadas se refleja
un sueño de cristal con pies de barro
unos instantes antes de, abatido,
quebrarse contra el cielo.
La oscuridad lo anega todo
como un mar que se expande sin medida
y en ese instante puro tiznado de zozobra
comprendes que es lo único
que brilla en el poema.

1 comentario:

Carlos dijo...

Nuestra vida es sombra y luz en alternancia