La puerta giratoria ha terminado por atascarse para Soria. Pero todos tranquilos, que no cunda el pánico: ya deben estar los de mantenimiento engrasándola.
BONUS TRACKS
Lo peor no son las incesantes falacias que escupen contra el pueblo, lo peor es el desparpajo con el que las perpetran. Si nos parásemos unos segundos a reflexionar al respecto ―casi mejor no hacerlo―, es muy probable que terminásemos aterrorizados. Porque la soberbia y el cinismo, según en quien se manifiesten, también pueden ser una forma de terrorismo.
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Hemos dado en identificar el nauseabundo y pernicioso fenómeno con las puertas giratorias, pero se asemeja más a una lujosa y antidemocrática escalera ascendente hacia el paraíso (fiscal, claro).
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Los manipuladores son premiados, los informadores honestos defenestrados. Sólo un súbito apagón mediático puede salvarnos del adoctrinamiento y el autocautiverio.
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