No estás. Nunca estuviste
ni habrás de estar. Pero te llevo puesta,
adherida a la carne
del destiempo y los sueños,
como segunda piel,
a modo de camisa
de fuerzas y locura.
Esto es peor que estar
en manos de Mengele
o de Vallejo-Nájera.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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