Rubalcaga, tal vez queriendo hacer honor a la segunda parte de su apellido, y en un derroche de ingenio sin precedentes —se ve que el hermanísimo del corrupto Juan Guerra está consiguiendo crear escuela en este sentido—, ha afirmado que Unidos Podemos es algo así como el camarote de los nietos de Marx. Y el símil me gusta. Porque la famosa escena del camarote, si algo tiene, es que mueve a la risa, algo de lo que estamos tan faltos últimamente los pueblos de España como consecuencia del permanente saqueo que el bipartidismo patrio lleva décadas perpetrando. Y porque la filosofía del otro Marx, Carlos, le pese a quién le pese, aún continúa siendo motivo, puede que casi el único, de esperanza para la clase obrera frente a las mafias del totalitarismo financiero y sus sicarios políticos. Sí, una singladura la de Unidos Podemos, cimentada sobre la recuperación de la alegría y la esperanza. Una singladura muy diferente a la triste y desalentadora deriva neoliberal en la que se encuentra inmerso el Titanic de un PSOE sin timonel —Schnz, visto lo visto, no parece capacitado para ejercer siquiera como mal grumete—, que parece abocado a un estrepitoso y puede que irreparable naufragio como consecuencia de las vías de agua abiertas en su decrépito caso por la corrupción y una aberrante metamorfosis ideológica que ya viene de largo. Pero esto, a Rubalcaga, como a aquellos imperturbables músicos de la Wallace Hartley Band, empeñados en seguir tocando en tanto el trasatlántico se iba a pique, no parece importarle un higo.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario