Susana heredó de su padre, un famoso periodista local de pasatiempos, la afición por los juegos. Había llegado a ser diseñadora de novedosos juegos electrónicos consumidos por las consolas de todo el orbe. Pasaba tantas horas en su labor que a veces confundía la realidad real y la realidad virtual. Un día, mientras almorzaba tranquilamente, creyó ver al neurólogo dar la “venia” de entrada y salida a la Torre Pelli a todas las hermandades de Penitencia de la Semana Santa sevillana. Preferían ir volando a esa torre de modernidad y ciencia que hacerlo a paso costalero hasta esa torre rubia de color moreno conocida por “La Giralda”.
(¢) Carlos Parejo Delgado
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