Zebedeo, y van tres, es un adolescente singular. Tiene la capacidad de teclear cientos de palabras en un minuto sólo con sus dos dedos pulgares. ¡Tanta rapidez y agilidad dáctil despertaría la envidia de los orangutanes del Kilimanjaro¡ Pero el neurólogo lo que pretende es que su robot humanoide adiestre su cerebro de modo circular, para que las órdenes lleguen a través de sus nervios de titanio a sus metálicos dedos, sin altibajos de presión arterial debidos a las emociones.
Y es que Zebedo quedó un día exhausto, como catatónico, de tanto teclear órdenes mentales todo el día. Primero, en su trabajo como encargado de la Oficina de Control Inteligante del Tráfico Urbano. Luego, con los videojuegos, las partidas virtuales de fútbol y tenis, y sus innumerables grupos de WhatsApp. Sus padres se lo han llevado a un remoto pueblo de montaña, donde intenta recuperarse aplicando du destreza táctil al trato lento y armonioso con plantas y animales.
(¢) Carlos Parejo Delgado
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